18 diciembre 2010

RANKINGS ACADÉMICOS



En los últimos años los rankings "académicos" han tomado fuerza en países latinoamericanos, y poco a poco se están convirtiendo en un muy fuerte criterio de comparación entre programas y entre universidades.

Rankings como el de Shanghai (Ranking Académico Mundial de Universidades), US news, The Times Higher Education, Webometrics, se han posicionado en el mundo académico y hoy son incluso considerados como un criterio de la calidad de la educación.

Sin embargo, para cualquier directiva, profesor  o estudiante, resulta importante mirar de una forma crítica dichos rankings, y no caer en el error de dirigir su planeación estratégica hacia mejorar el posicionamiento en ellos.

Los rankings pueden concentrarse en criterios tan absurdos y que poco dicen de la calidad académica de una institución, como el número de premios Nobel, el número de medallas en los diversos campos y el número de artículos publicados únicamente en Nature y Science (Criterios de Shanghai). Pero por otro lado, pueden tomar en cuenta criterios más específicos que podrían dar cuenta de lo que se entiende, para ellos, como calidad: El ambiente de aprendizaje (30%), la investigación (30%), los índices de citación (32,5%), la innovación (2,5%) y la internacionalización (5%): criterios del Ranking The Times Higher Education. Otros, finalmente, puede que no tengan nada que ver con la calidad académica, y simplemente miden otros aspectos: Webometrcis mide la visibilidad de una página Web en los motores de búsqueda tradicionales como Google y Yahoo.

De cualquier forma, independientemente de lo absurdo o lógico de sus criterios, los rankings no pasan de ser unos datos entretenidos y curiosos, que nada aportan a la toma de decisiones:
  • Si usted pertenece al cuerpo directivo de una institución, es mejor que deje a un lado los numeritos arrojados por estos supuestos clasificadores de calidad académica, y que se concentre en crear una cultura del aseguramiento de la calidad: un ejemplo de ello puede ser realizar evaluaciones a sus programas, profesores y estudiantes, que permitan tomar decisiones, e implementar planes de mejoramiento según lo encontrado. Recuerde que por evaluación me estoy refiriendo no a una serie de encuestas de selección múltiple, sino a evaluaciones que muestren en profundidad el estado del arte de su institución. (En post posteriores exploraré este tema de evaluación de programas y evaluación del aprendizaje). Y por favor, no los utilicen como una estrategia de mercadeo: !la calidad académica es su mejor publicidad, habla por sí sola, y no necesita pagar por ella ni hacerla pública en sus noticias destacadas!
  • Si es profesor: no se preocupe, los rankings no hacen de la institución en la que trabaja, mejor o peor, es usted el que decide hacia qué lado de la balanza se inclina su universidad: ¿quiere que sea mejor?: investigue, publique, capacítese en educación, trabaje conjuntamente con sus estudiantes para despertar su curiosidad y autonomía, innove, reflexione sobre su práctica. ¿Quiere que se vaya para el otro lado?: siga pensando que está haciendo todas las cosas bien.
  • Si es estudiante: ignore los rankings, preocúpese por conocer más sobre la buena educación y trabaje conjuntamente con el cuerpo directivo y profesoral para buscar mejores condiciones de enseñanza-aprendizaje (por favor: no mejores clases magistrales), más investigación donde usted pueda participar, más responsabilidad social, mayor innovación, mejores servicios académico-administrativos (estos, aunque no lo crea, pueden limitar la calidad académica de forma importante), y sobre todo: estudie mucho, por su cuenta, teniendo en cuenta que usted aprende para su vida, no para un examen.  
En resumen: sea crítico, mire qué evalúa un ranking, entreténgase mirando los resultados, y jamás, jamás tome una decisión con los resultados arrojados por los mal llamados clasificadores de la calidad.

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